Día Mundial del Niño Prematuro

Me encontraba esta mañana revisando y leyendo las entradas de los blog que sigo y me he emocionado hasta el llanto con la de nuestra compi bloguera Vero de El Camino para ser Mamá. Relataba con gran amor y de forma desgarradora los sentimientos que como familia tuvieron los primeros días de vida de su bebé.

Desde aquí os envío de nuevo un abrazo enorme, Vero.

El caso es que navegando por la web y de esta forma, me he enterado que era el Día Mundial del Niño Prematuro. Y como siempre digo, qué bueno sería que no tuvieran que existir los días mundiales de nada... Sería señal de que en la conciencia de todos están presentes todas las cosas y acontecimientos que requieren de nuestra atención para que las tengamos presentes en todo momento y se tomen las medidas necesarias para minimizar los perjuicios que nos ocasionan.

Pero esto es casi imposible, y por tanto, me parecen iniciativas muy bonitas e interesantes por lo que generan y difunden. Toda información es poca, toda precaución es poca y por supuesto toda atención es poca cuando se dan determinados acontecimientos como un bebé prematuro.

En mi experiencia personal, no he tenido que vivirlo y sentirlo, porque a pesar de que Paula quiso también venir antes de lo que estaba previsto, y con su "bajo peso" como les llaman a los bebés que nacen por debajo de los 2.500 Kg., esperó a las 37 semanas justas para hacer su aparición, superando con ello, la línea que separa los prematuros de los nacidos a término.

Lo he vivido sin embargo de cerca, en el caso de la hermana de un familiar allegado que tuvo a su bebé cuando yo contaba unos tres meses de mi embarazo, y que nació a las 28 semanas de su gestación, tras un mes de calvario y reposo por una placenta previa. Recuerdo los días anteriores al parto, como en la familia se materializaba el miedo y la incertidumbre, temiendo a ratos lo peor para la madre y el bebé.

Cuando nació, con algo menos de 1 Kg. de peso, los miedos no disminuyeron si no que se acrecentaban, viendo y palpando ahora de cerca, la fragilidad que transmite un bebé tan chiquitito y delicado. Recuerdo que cuando me lo contaban, sentía mucha pena por la mamá y el papá que no podían hacer más que esperar que su bebé luchara y luchara contra viento y marea cada día, por salir adelante. Sentía también mucho miedo al pensar en el bebé que yo tenía en la barriga, y le rogaba en  bajito que se quedase ahí mucho tiempo hasta que estuviese listo. Pero recuerdo sobre todo una frase que al cabo de dos semanas decía la mamá de este bebé, que pasó sin duda los que yo creo los peores días de su vida; decía, "ahora ya puedo hablar de mi hijo sin echarme a llorar". Madre mía... Qué dolor tan grande se desprendía de aquellas palabras...

Pero su bebé luchó, aguantó y salió adelante convirtiéndose en el niño sano y lindo que es hoy. Así como la bebé de nuestra amiga Vero, y como tantos y tantos otros que nacen en el mundo cada día. Que aguantan, con resignación o sin ella, los pinchazos, las vías, los tubos y cables, la falta de bracitos y en algunos casos de teta. Aguantan y luchan como campeones para irse a casa con mamá y papá cuanto antes.


Este post va dedicado a todos ellos, pero también va dedicado sin duda a los que desgraciadamente no lo logran. Ojalá sean cada vez menos, y días como el 17 de Noviembre sirvan para que se informe cada vez más, se investigue cada vez más, se avance en los cuidados que estos bebés requieren tanto que todos logren crecer felices y sanos junto a sus familias.


El nacimiento prematuro es la principal causa de mortalidad neonatal y la segunda causa de mortalidad infantil en el mundo. Según la OMS se estima que cada año nacen 15 millones de bebés prematuros, es decir, antes de las 37 semanas de gestación. Y que cada año mueren 1,1 millones de todos ellos.

Estos datos son cuanto menos, preocupantes y espero que con iniciativas como las de este día y el apoyo y los compromisos de Organizaciones como la propia OMS o UNICEF se logren reducir estas cifras en la medida de lo posible, y los que se quedan del lado de lo imposible que obtengan y dispongan de todas las atenciones y cuidados necesarios para salir adelante con éxito.