Hoy mi entrada está llena de tristeza, de dolor, de lágrimas...
Hace no mucho leía en el magnífico blog de Ibone Olza, una entrada sobrecogedora y a la vez llena de sentimientos y reflexiones, que titulaba "Incompatibles con la vida", de la cual dejo el enlace porque vale la pena leer y releer.
Yo lo hice ayer de nuevo, y no quería dejar pasar la oportunidad de dejar aquí plasmado ese gran artículo. Una amiga, compañera, madre ya de dos niñas preciosas, recibía el fatídico diagnóstico en su ecografía de 20 semanas, de malformaciones incompatibles con la vida.
Para algo así nunca estás preparado. Cuando con inocencia y alegría preguntábamos si era un nene o una nena, recibíamos la desgarradora noticia que te hiela la sangre, te deja de una pieza y no puedes ni pensar. Sólo quieres llorar.
Volviendo a leer a la que no me canso de alabar, Ibone Olza, ahora desde un prisma un poco más cercano, me remueve más todavía, lo que ya en su día removió. No me atrevo ni me inclino a afirmar nada al respecto, ni por supuesto a imaginar un "...qué haría yo...". Creo que hay que estar en esa tesitura, y ni aún así creo que puedas saber lo que sientes y deseas de verdad.
Son decisiones que te ves obligado a tomar en poco tiempo, sin meditar, sin darte un tiempo que necesitas más que nada en el mundo, para comprender y asimilar lo que está pasando, para saber lo que sientes y lo que quieres, muchas veces, la mayoría, sin otras opciones. No puedo imaginar lo duro y cruel que tiene que ser, decidir en pocas horas e incluso minutos, sobre esa vida que tú sí que sientes como tal, ¿incompatible?... ¿incompatible con qué?... Como bien nos dice Ibone Olza en su artículo, el lenguaje puede ser tan cruel en algunos casos... Te obligan a mezclar sentimientos con legalidad, tiempos límite, diagnósticos que nunca pueden ser certeros y que tú los tienes que asumir como tal.
Los comentarios sobran, las suposiciones más... Cuánto tendríamos que mejorar y cambiar como sociedad para poder valorar y acompañar estas situaciones, desde el más absoluto respeto a los padres, a su decisión, a sus necesidades en esos momentos, a los tiempos requeridos.
Por el momento, hoy, sólo puedo pensar en ello con una tristeza inmensa por mi amiga, por su bebé, por las hermanitas de ese bebé, y por la familia al completo que están pasando estos duros momentos.
Intuyo que la sensación de soledad tiene que invadirte hasta lo más hondo, viviendo y digiriendo un duelo que quizá mucha gente no entienda.
Desde aquí, todo mi amor, mi apoyo y un abrazo que me muero de ganas de darle en persona.